lunes, 9 de enero de 2012

EL PORFIRIATO


                                                  EL PORFIRIATO



 
El 15 de julio de 1867, la capital de México recibió con júbilo a Juárez, que regresaba triunfante. Con su victoria se afianzaba la república, que había sido atacada por el imperio de Maximiliano.
A la época que va de 1867 a 1876, en que se firmo el gobierno republicano, se le llama la república restaurada. En realidad, el gobierno de Juárez logro que la república no desapareciera nunca. Con su triunfo, y gracias al respeto que su gobierno tuvo por la constitución y por las leyes se le consolido el estado mexicano y disminuyo el desorden político.
Juárez y el presidente que siguió, Sebastián Lerdo de Tejada, sabían que el país necesitaba rehacer la agricultura y la industria, construir ferrocarriles y poblar bastas extensiones donde no vivía nadie. Pero sus planes no pudieron realizarse debido que no tenía dinero, a las rebeliones de indígenas que habían perdido sus tierras, a que los caminos estaban llenos de asaltantes y a los alzamientos militares sin embargo, consiguieron promulgar leyes que fortalecieron la educación pública y multiplicar las escuelas que el gobierno sostenía para los niño.
En 1873, bajo el gobierno de Sebastián Lerdo de Tejada, se inauguro la primera línea de ferrocarril, de la ciudad de México a Veracruz. Fue construida con capital inglés y tardo quince años en terminarse.


                                                              LA PAZ PORFIRISTA


Juárez fue Presidente de México desde 1858 hasta su muerte, en 1872. El año anterior había sido reelecto, y el general Porfirio Díaz se levanto en armas para protestar pero fue derrotado. Unos meses después, al morir Juárez, de a cuerdo con las leyes asumió la presidencia de la República Sebastián Lerdo de Tejada, que era presidente de la Suprema Corte de Justicia de la nación. Cuatro años más tarde, Sebastián Lerdo de Tejada busco reelegirse y Díaz volvió a rebelarse; esta vez tuvo éxito y tomo el poder.
El pueblo mexicano estaba cansado de las revueltas y la inseguridad. Además, México necesitaba capital extranjero, porque no tenía dinero, y para atraerlo era indispensable que hubiera tranquilidad.
Con mano dura, Díaz impuso la paz y se preocupo porque el gobierno funcionara mejor. “Poca política y mucha administración” era el lema de su tiempo. Díaz consiguió mantener el orden mediante la policía y el ejército. Se persiguió lo mismo a los bandoleros que todo intento de oposición. Con el orden, aumento el trabajo y se hizo posible el desarrollo económico, pues el país tenia recursos y los empresarios podían obtener ganancias.
Sin embargo, con el paso de los años fue creciendo el descontento por la miseria en que vivía la mayoría de la gente y porque Díaz tenía demasiado tiempo en el poder. Cada vez fue más difícil mantener el orden.

LA PROSPERIDAD PORFIRISTA

Durante el gobierno de Díaz se rehabilitaron varios puertos, y se tendieron 20,000 kilómetros de vías férreas.  Los ferrocarriles se trazaron hacia los puertos más importantes y hacia la frontera con Estados Unidos, para facilitar el intercambio comercial con aquel país. Al mismo tiempo, aumentaron la circulación de productos entre distintas regiones de México, y sirvieron como medio de control político y militar.
El correo y los telégrafos se extendieron por el territorio nacional. Se fundaron algunos bancos, el gobierno puso en orden sus finanzas, comenzó a cobrar impuestos regularmente, y llego a pagar las deudas des país. Esto permitió el progreso de la agricultura, el comercio, la minería, y la industria: sobre todo la cervecera, la tabacalera, la vidriera y la textil.
México tuvo un crecimiento económico nunca visto. Pero el desarrollo favoreció desproporcionalmente a los pocos mexicanos y extranjeros que tenían dinero para intervenir. Extensiones enormes de tierras deshabilitadas fueron compradas por esa poca gente, que se hizo dueña de propiedades inmensas (latifundios). La desigualdad entre los ricos, que eran muy pocos y los pobres, que eran muchísimos, se fue haciendo cada vez mayor.
Los indígenas fueron despojados de sus tierras, y casi todos los campesinos tuvieron que trabajar en las haciendas. Estaban mal pagados, tenían poca libertad y se veían obligados a gastar lo que ganaban y a pedir fiado en las tiendas de raya, que eran de los patrones. Estas deudas los forzaban a seguir trabajando en la misma hacienda aunque fueran maltratados.    




                                                          SOCIEDAD Y CULTURA


en los primeros años de vida independiente el país estaba muy mal comunicado. Se viajaba en diligencias, a caballo o a pie, por caminos malos plagados de asaltante. Del transporte se hacían cargo los arrieros, con sus recuas de mulas. Para ir del centro de México a los Estados Unidos había que viajar por barco, de Veracruz a Houston o a Nueva Orleans. También se llegaba por mar a Yucatán.
Durante el Porfiriato, los ferrocarriles y el telégrafo transformaron la vida. Los viajes resultaron más rápidos, cómodos y seguros; los mensajes llegaron en menos tiempo.
Logro ampliarse notablemente la educación pública; cada vez más gente pudo estudiar alguna carrera y empezó a surgir en las ciudades una clase media de profesionistas y burócratas. Mucha gente aprendió a leer y esto le permitió que aparecieran nuevos periódicos, revistas y libros escritos e impresos en México.
La paz propicio que avanzaran las ciencias, las artes y la técnica. Se fundaron academias, museos y sociedades artísticas y científicas. Se construyeron teatro, que presentaban compañías europeas y mexicanas. Pronto el cinematógrafo se extendió por todo el país.
Un grupo de historiadores publico México a través de los siglos; otro grupo escribió México y su evolución social. Justo Sierra inauguro la Universidad Nacional.
Los músicos crearon composiciones con hondas raíces populares. Hubo grandes novelistas, poetas, cronistas y cuentistas. En los últimos años de gobierno de Porfirio Díaz un grupo de muchachos brillantes y estudiosos formaron en la Ciudad de México el Ateneo de la Juventud, que busco libertad y nuevos para el pensamiento y para la creación.
A fines del Porfiriato se vivía en un clima de represión. De eso dan muestra la torpeza con que se negociaron y la dureza con que se reprimieron las huelgas de Cananea (1906), en Sonora, y de Rio Blanco (1907), en Veracruz, así como la manera en que se persiguió a los periodistas que criticaban al régimen. Los implacables rurales mantenían a sangre y fuego la paz en el campo.




                                                     LA DICTADURA   PORFIRISTA


Porfiriato, periodo de la historia de México, comprendido entre 1876 y 1911, durante el cual el país estuvo gobernado por el general Porfirio Díaz. Este ejerció una dictadura modernizadora y propició un gran crecimiento económico.

Los gobernadores y las autoridades locales no tuvieron casi poder en tiempos de Porfirio Díaz. El tomaba todas las decisiones. Los diputados y los senadores aprobaban todas sus iniciativas. La opinión pública debía estarle siempre agradecida. No se permitía ninguna confrontación de ideas ni de opiniones.
El presidente se reeligió varias veces. Por largo tiempo esa fórmula funciono porque el país anhelaba la paz y la prosperidad, y porque el gobierno de Díaz logro un impresionante impulso económico. Con el tiempo, los problemas sociales se fueron agudizando. A un lado de la creciente desigualdad y del clima de injusticia que se vivía, el problema mas grave fue que no había oportunidad  para que quienes deseaban participar en la política pudieran hacerlo.
Díaz se acercaba a los ochenta años y era natural pensar que pronto tendría que ser reemplazado. El dictador no facilito la sucesión. En 1908, el periodista norteamericano James Creelman lo entrevisto. Díaz le dijo que México ya estaba preparado para tener elecciones  libres, la noticia lleno de optimismo a muchos, que comenzaron a organizarse para participar en las elecciones de 1910. Surgieron partidos políticos y se escribieron libros y artículos que discutían la situación del país.
Díaz en cambio de opinión y se reeligió de nuevo. Pera ya era posible detener el deseo de cambio.


                                                           FINES DEL PORFIRIATO


En 1908, Francisco I. Madero, hijo de un rico industrial y latifundista, publicó un libro que pronto se hizo famoso, La sucesión presidencial en 1910, en el que condenaba el militarismo, rendía culto a la Constitución de 1857 y llamaba a la ciudadanía a organizarse de cara a las próximas elecciones políticas. Madero organizó el Partido Antirreeleccionista, se entrevistó con Díaz y tras las elecciones, que volvió a ganar fraudulentamente el dictador, en julio de 1910 lanzó el llamado Plan de San Luis, en el que se reivindicaban, entre otras cosas, la devolución de las tierras a los campesinos y el 'sufragio efectivo, no reelección', tan esgrimido por el propio Díaz en época anterior.
El 20 de noviembre de 1910, siguiendo la llamada de Madero, se iniciaba la Revolución Mexicana, que acabaría con el Porfiriato después de un breve pero intenso enfrentamiento político y militar. El 25 de mayo de 1911, la Cámara de Diputados recibió la renuncia formal a la presidencia de la República del general Porfirio Díaz. Esa misma noche salía rumbo a Veracruz, donde se embarcó con destino a Europa.

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